DE LO SALUDABLE A LO APETECIBLE
Con el paso de los años, hemos podido observar como la alimentación de la población ha ido cambiando. Los nuevos inventos nos han dado paso a dejar de comer comida y empezar a comer basura. Nos hemos dejado llevar por lo apetecible en vez de por lo saludable.
La principal culpa de todo esto la tienen las grandes indústrias, que se empeñan en hacernos creer que el consumo de productos como la bollería, la carne procesada, las comidas precocinadas, etc..., son buenas para nuestro organismo, cuando en realidad es todo lo contrario.
Muy poca gente se da cuenta de esta problemática y simplemente le quitan importancia. Pero cuando se trata de una persona que muere a causa de la obesidad o enfermedades cardiovasculares, ¿no se preguntan por qué?.
Deberían concienciar a la gente de lo nocivo que puede llegar a ser el azúcar blanco, por ejemplo. A pesar de estar presente en cantidad de alimentos, no deja de ser una substancia química y adictiva para quien la está consumiendo.
Ahora pensemos en lo que conlleva la actividad física.
Las personas creen que por hacer más ejercicio tienen que ser más sanos, pero eso no es del todo cierto, de hecho, no tiene nada que ver. A ver, está claro que si hacemos deporte estaremos siendo sanos, pero tenemos que tener en cuenta que la alimentación juega un rol muy importante en nuestra salud. Si haces muchísimo deporte pero comes fatal, no estarás siendo sano. Lo ideal sería tener una dieta equilibrada y hacer algo de ejercicio. Pero no se puede prescindir de una de estas variables.
«Si consumes más calorías de las que gastas haciendo ejercicio el cuerpo seguirá acumulándolas, y ganarás peso en vez de perderlo. Si quieres perder peso de forma eficaz deberás controlar también lo que comes. Sólo la combinación de dieta y ejercicio garantiza el éxito.»
La diferencia, en comparación, del siglo XVI es que no tenían tantos productos químicos que añadirle a los alimentos y consumían más alimentos de cosecha propia. También habría que destacar que había más escasez en cuanto a la comida y que lo poco que comían algunos era saludable. Por ejemplo ellos no tenían McDonald's, Burger King, ni donuts, ni porquerías múltiples. Si nosotros quisiéramos, también podríamos alimentarnos igual de bien que en aquel siglo, el problema es que hoy en día estamos envueltos de cosas que nos hacen volvernos adictivos.
No hace falta obsesionarse con que todo lo que hay en el supermercado es malo, porque no es así, pero hay que saber diferenciar entre lo que sí y lo que no. Por ejemplo, si tenemos en frente un pastel de chocolate y una bolsa de lechuga, es mejor que escojamos la segunda opción.
La información que tenemos a nuestro alcance hoy en día es muy valiosa, así que todos deberíamos empezar a cuidarnos un poco más y mejor.
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